La monarquía romana (753 a.C. - 509 a.C.)
La monarquía romana fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación en 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, instaurándose la República Romana. Aunque los orígenes de la ciudad son imprecisos, parece claro que fue la monarquía su primera forma de gobierno, un dato que parecen confirmar la arqueología y la lingüística. En las excavaciones llevadas a cabo en la Regia (casa donde vivía el rey) del Foro Romano, apareció un vaso de bucchero fechado a mediados del siglo VII a.C., con la inscripción Rex. Asimismo se encuentra la palabra regei inscrita en el Lapis Niger, cipo del Foro, que contiene una ley sagrada. Después de ser fundada por las tribus latinas de la región, la ciudad fue conquistada por otro pueblo itálico más avanzado: los etruscos. Este pueblo imprimió a Roma un sello cultural indeleble e hizo crecer la ciudad. Los etruscos legaron a los romanos sus conocimientos de ingeniería, su arte y el uso del alfabeto (que a su vez habían adaptado de los griegos). En esta época Roma fue gobernada por una serie de reyes de esa nacionalidad, siendo el más notable de ellos Servio Tulio (s. VI a.C), el cual la dotó de importantes instituciones sociales y rodeó a la ciudad de un cinturón amurallado que se mantuvo por varios siglos (las murallas servianas). El último rey etrusco fue Tarquinio el Soberbio, un verdadero tirano, cuyos abusos originaron la revolución de la nobleza romana en el año 509 a.C., expulsando a los etruscos y fundando la República. La lista canónica de los siete reyes de Roma, u ocho, si se incluye a Tito Tacio, es la siguiente: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio. De la dominación etrusca Roma salió convertida en una ciudad-estado semejante a las polis griegas.